30/7/14

Ansiedad

Y repito la misma historia, como si fuese un guión de una película cliché... como si quisiera aprenderme esta historia de memoria.
La realidad es que a veces tengo mala memoria, por que si no, nunca más dejaría que entre nadie a mi ser.
Hay que dejar que el tiempo haga lo suyo con las decepciones. Hoy es tan efímero el poder dejar afectarse por alguien; pasa el momento, lo sentís, lo vivís, pero abrís las otras 10 conversaciones de whatsapp un rato después.
Es muy fácil cada día hacer existir gente nueva. Hombres que quieren mi sexo, mi amor, mi tragedia, mi locura, mi amistad. Y sé que él, es igual a mi. Se come el mundo, aunque el mundo luche por no ser comido.

Este tiempo que nos tocó vivir, en la que osamos pensando en cómo habrá sido, aquellas épocas, en las que no estábamos constantemente a la mano de la persona que nos interesa adentrar y conservar en nuestras vidas.
Actualmente, sabes que estas a un par de movimientos de dedos del otro.
Agarrás tu celular, lo desbloqueas, abrís el whatsapp y en 20 movimientos de pulgares, ya le dijiste a esa persona lo que está pasandote.
Eh aquí el problema: Le hablás, orgullosamente de haberte aguantado las últimas 24 eternas horas sin saber de él, y ves, afirmas que te leyó con su "en línea", como entendió, y como ignoró.
Comienzan la ansiedad, la mala cara y el ceño fruncido, el apretujon en la glotis y mil síntomas más bastante desesperantes. Que hacen que las horas pasen lento y nos confundamos con nosotros mismos. Dejamos de echarle la culpa al otro, para asumirla nosotros. Para entender, por qué, por qué creemos que alguien que apenas conocemos hace un par de semanas puede ser ser necesario en nuestra y vida, y peor aún, nosotros en la suya.
La casta verdad de todo esto:
La indiferencia no te enamora, te causa ansiedad, que hace que confundas todo y te conviertas en un boludo entregado a la voluntad del otro.

Ya lo viví algunas veces por suerte, sé como se siente el éxtasis mayor, sé como se siente la depresión mayor. Pero es lo lindo a veces, los altibajos que tenemos los depresivos y cuestionadores existencialistas.



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